Aldranor es un mundo lleno de paisajes contrastantes, desde imponentes montañas hasta bosques oscuros y costas brillantes. Cada rincón guarda secretos y desafíos que nuestros héroes deben enfrentar en su búsqueda por restaurar el equilibrio.
Un pequeño asentamiento rodeado de colinas y bosques, donde comienza la aventura de Kael. Sus habitantes llevan una vida tranquila, alejada de los conflictos del mundo exterior, pero bajo la amenaza constante de fuerzas desconocidas. Es un lugar humilde, marcado por tradiciones y una conexión con la naturaleza
Un lugar místico lleno de árboles antiguos y una atmósfera mágica. Aquí se encuentran Lyra y Venn por primera vez. El valle parece ocultar secretos ancestrales y está protegido por una sensación de equilibrio elemental. Es un lugar de paz, pero con rastros de una magia que no ha sido tocada por siglos.
Un antiguo complejo enterrado bajo el desierto. Sus columnas desmoronadas y pasillos oscuros hablan de una civilización avanzada que desapareció hace siglos. Kalathor es peligroso, lleno de trampas y enigmas, pero también esconde una de las llaves elementales necesarias para restaurar el equilibrio.
Un lago de aguas cristalinas rodeado de montañas bajas. Su superficie es serena, pero se siente como si algo antiguo lo vigilara desde las profundidades. En su centro, sobre una isla rocosa, se alza el Santuario de Eldara, una majestuosa estructura de piedra blanca y pulida que brilla bajo la luz del atardecer. Sus muros resuenan con energía mística, y las antiguas inscripciones en su interior narran la historia de los Auran y su vínculo con la Llama Eterna. Es un lugar sagrado, pero también peligroso, donde los viajeros deben enfrentarse no solo a fuerzas externas, sino también a sus propias decisiones y sacrificios.
Oculta en las profundidades de Las Mareas de Thyrenor, esta antigua ciudad es un vestigio de una civilización perdida, cuyos secretos descansan entre ruinas cubiertas de coral y arena. Sus templos derruidos y estatuas erosionadas por el tiempo narran la historia de un pueblo que alguna vez dominó el poder de los elementos.
Aunque el agua brilla con un resplandor plateado bajo la luna, la belleza de este lugar esconde un peligro latente. Corrientes impredecibles recorren los pasillos hundidos, como si algo antiguo aún vigilara las ruinas. Se dice que guardianes elementales protegen lo que queda de la ciudad, impidiendo que los intrusos se acerquen demasiado a los misterios que allí se ocultan.
Las montañas más altas de Aldranor, donde el viento nunca deja de soplar. En estas alturas, el grupo enfrenta pruebas físicas y emocionales mientras buscan otra llave elemental. Las cumbres están envueltas en una niebla mágica, lo que las hace parecer inalcanzables desde abajo
El lugar donde todo converge. Un templo construido con piedra negra, rodeado de un aura mágica que parece desafiar el tiempo. La Llama Eterna flota en el centro del santuario, un símbolo de poder puro que debe ser restaurado para salvar Aldranor. Este lugar es tanto un punto de esperanza como de peligro.